Considero que soy una persona que lee muy variado, suelo compaginar diferentes géneros y estilos. Tengo inquietudes y voy probando nuevos autores o géneros con los que no me había atrevido hasta entonces. Pero también tengo épocas en las que solamente me apetece centrarme en algo concreto. Este año, se podría decir que estoy muy centrada en la literatura japonesa, me apasiona y cada día me enamora más. Pero, ¿qué tiene la literatura japonesa para que me apasione tanto? Cuando descubro o leo por primera vez a un autor/a japonés, estoy impaciente e inquieta, quiero descubrir con qué me va a sorprender. Todas las historias son muy diferentes pero a la vez tienen aspectos muy similares. Las novelas japonesas me parecen únicas, especiales, muy originales. Sorprenden al lector, dejan una huella larga y duradera, te marcan totalmente. Aparentemente pueden parecer historias muy sencillas pero a medida que te metes en ellas, que te dejas llevar, te das cuenta de la gran profundidad que tienen. La muerte, la angustia o los grandes temores son temas muy recurrentes, pero son tratados de una forma muy bonita y delicada. Esas descripciones tan bonitas que parecen poesía, esos personajes que no puedes olvidar. Me pasaría horas enumerando todos los puntos que me gustan de la literatura japonesa, pero considero que es mejor descubrirlo por uno mismo. Sé que no es una literatura que guste a todo el mundo, pero dadle una oportunidad, dejad que os conquiste poco a poco y os dejará totalmente enamorados.
Esta es la historia de Tsukiko, una mujer muy solitaria y que por decirlo de alguna forma, reniega del amor. Es una mujer que disfruta de sus momentos de soledad pero en el fondo está pidiendo compañía a gritos. Un día, en una taberna, encuentra a su viejo maestro de japonés, un hombre que también es muy solitario, y a partir de ese momento empiezan a coincidir de forma fortuita.
Llevaba un tiempo con ganas de leer a esta autora, a Hiromi Kawakami, y tenía claro que mi primer acercamiento a su obra sería con esta novela, ‘El cielo es azul, la tierra blanca’. ¿Por qué? Ya con su título me conquistó, un título llamativo y muy bonito, un título al que quieres buscar significado. Además, me daba la impresión de que me encontraría una de esas historias sencillas y a la vez tan especiales, de las que dejan huella y dan ganas de continuar con la obra de la autora, en este caso. Pues bien, no me equivocaba para nada, me ha dejado muy buen sabor de boca y con ganas de continuar ahondando en su obra, cosa que no tardaré en hacer.
«Del mismo modo que una pequeña ola puede desencadenar un tsunami en la otra punta del océano, una tontería puede producir una discusión en el momento más inesperado.»
Se podría decir que Tsukiko es la gran protagonista, la principal, y es un personaje muy complejo. Una mujer solitaria que en ciertos momentos deja salir a la luz su lado más infantil. Un personaje muy real, con sus imperfecciones, con sus sentimientos encontrados. La vamos conociendo poco a poco, hasta que llega un momento en que la comprendemos, en qué nos ponemos en su piel sin ningún problema. Esta novela tiene dos protagonista muy solitarios, dos personajes que están cómodos con su soledad pero a la vez anhelan tener a alguien a su lado. Poco a poco, se convierten el uno para el otro en la razón para despertarse cada día, en la razón para seguir adelante. El lector vamos viendo como van encontrándose de forma fortuita, como va surgiendo esa relación tan especial de una forma muy natural y sutil. La autora va narrando el día a día de los protagonista, su vida cotidiana y el nexo que hace que se encuentren, el sake y la cerveza. Porque sí, en esta historia son muy importantes los dos protagonistas pero también tienen una gran importancia estas dos bebidas, son como dos personajes más. El sake y la cerveza son los culpables de que se hayan encontrado después de tantos años, y también los culpables de que sigan encontrándose de forma no planificada.
«Los temores nocturnos son como bolas de nieve, que acaban formando un alud si no se detienen a tiempo.»
Nos encontramos ante una historia lenta, una historia que va conquistando poco a poco al lector. Una historia que se narra de forma muy sutil, en ciertos momentos es el propio lector el que saca conclusiones, el que va más allá. Hiromi Kawakami transmite perfectamente los sentimientos que van aflorando, a pesar de que los narra de una forma muy sutil. Vamos notando como la vida de los personajes va evolucionando, como quieren dejar atrás esa vida tan solitaria y como se va formando ese nexo entre los dos.
Si algo me queda claro, cada vez que leo a un autor japonés, es que no es tan importante lo que cuentan sino cómo lo cuentan. Esta historia, en otras manos no tendría la magia que desprende gracias a la pluma de Hiromi Kawakami. La forma tan poética de narrar los hechos, esa sutileza que hace que el lector vaya más allá por si mismo y la forma de transmitir los sentimientos, que consiguen que te pongas en la piel de la protagonista. Sin duda, la pluma de la autora me ha conquistado totalmente, me ha dejado con ganas de más, con ganas de ahondar más en su obra.
«Cuando tienes un gran amor, debes cuidarlo como si fuera una planta. Debes abonarlo y protegerlo de la nieve. Es muy importante tratarlo con esmero. Si el amor es pequeño, deja que se marchite hasta que muera.»
Al llegar al final, se cierra el libro, se mantiene entre las manos y se te escapa una sonrisa. Es un final que puede resultar predecible, que se sabe lo que va a ocurrir, pero sinceramente, no por eso se pierde la magia. Un final que me ha parecido bonito y que deja un mensaje, una metáfora. Cuando terminas de leer esta novela, es cuando te das cuenta que has leído una historia muy especial, de esas que dejan huella, de las que marcan al lector. Una novela bonita, especial, que hacen pensar y que deja muchas enseñanzas entre líneas.
Título: El cielo es azul, la tierra blanca | Título original: Sensei no kaban | Autora: Hiromi Kawakami | Traducción: Marina Bornas Montaña | Páginas: 211 | Editorial: Alfaguara | Año de publicación: 2001-2017
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Muchas gracias a la editorial Alfaguara por el envío del ejemplar.